¡Febrero se viste de carnaval!

Comparsas, carrozas, vejigantes y música típica son algunos de los elementos más importantes que integran los carnavales en Puerto Rico. Su llegada en el siglo XIX se convirtió en una de las celebraciones más conservadas. El pasar del tiempo se ha encargado de utilizar el formato español heredado para forrar el carnaval del costumbrismo puertorriqueño.

Esta tradición está encabezada por su religiosidad. La palabra “carnaval” significa “no carne” y entra en vigor antes de la Cuaresma, término de 40 días en el que los seguidores de la religión católica se preparan para el día de Pascua. Sin embargo, durante los años se fueron integrando ramificaciones culturales de la mano esclava africana, taína y demás representaciones de la cultura popular. De tal modo que la Bomba, nuestra música jíbara, orquestas de vientos metales, batuteras, entre otros, han nutrido el evento.

Inicialmente esta práctica generaba un combate de lanzamiento de huevos, frutas descompuestas y líquidos malolientes entre residentes de la calle y los miembros de la comparsa. Para el siglo XX se intercambiaron los proyectiles por confeti y serpentinas. Por otro lado, el colorido mameluco de los vejigantes solía ser una vejiga de vaca que inflaban y pintaban de colores brillantes heredados de la cultura africana.

El carnaval más longevo es el Carnaval de Ponce que mantiene la mayoría de las costumbres tradicionales del carnaval. Incluye personajes como el Rey Momo, la reina del carnaval, sus vejigantes y hasta el entierro de la sardina. Aquí te presentamos algunos de los carnavales en los que se podrá dar la vuelta próximamente: