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Pajareo Boricua: del vuelo al cuento

La obra de títeres será la encargada de cerrar el 61er Festival de Teatro Puertorriqueño.

La historia de Puerto Rico será contada a través de títeres de pájaros en la puesta “Pajareo Boricua” de la compañía Mundo de los Muñecos, cerrando así el 61er Festival de Teatro Puertorriqueño, del 29 de mayo hasta el 2 de junio en el Teatro Victoria Espinosa.

Con el auspicio del Instituto de Cultura Puertorriqueña y bajo la autoría y dirección de Noelia Ortiz Cortés, la obra -que nació hace 35 años- hoy será interpretada por su sobrina, Alba Taína Ortiz Olivera. “Pajareo Boricua” surge como parte de la tesis de maestría de Ortiz en el Institute of Profesional Puppetry Arts en el Eugene O´Neill Center a través del Connecticut College.

Estando en la diáspora, la experimentada titiritera agrupa a personajes como la paloma sabanera, el bubulcus ibis, el águila, el gallo y el pitirre para atar los hilos de nuestra herencia. El bubulcus o la garza ganadera, por ejemplo, representa a África. Esta ave, que suele posar sobre el lomo de las vacas, ejerce sobre ella una danza llamada el Batacatú.

“Sylvia del Villard decía que ese baile era el predecesor de lo que es el merengue hoy en día”, explicó Ortiz Cortés.

Cada noche se llevará al público a la casa de una médium conocida como Petra Borinquen. Este títere representa a una mujer jocosa, vivaracha y con el poder de casi leer la mente del otro. Sobre ella se contará la historia, mientras que la titiritera se convertirá en el espíritu desprendido de Petra.

“Mi intención es que (la obra) la pueda ver todo el mundo, pero no está dirigida a lo infantil”, advirtió la directora aclarando también que está adaptada para personas de 8 años en adelante.

Los títeres fueron confeccionados con instrumentos como el güiro, el tambor y las maracas acompañados por otros materiales como higüeras, bambú y hasta un servilletero para el cuerpo del pitirre. Salvo a algunos arreglos y una actualización del personaje del gallo, los títeres se han mantenido intactos desde 1989.

La nueva intérprete, quien ha crecido rodeada de teatro, danza y hasta circo, asume este rol con una entrega inigualable.

“Yo estoy entrando en una piel que ella ya habitó”, planteó mirando a su tía. Ortiz Oliveras, como representante de la 3era generación de titiriteros de su familia, describió la manipulación del títere de boca y varilla como “correr bicicleta”. Se sufren unos cuantos raspones de rodillas y hasta tambaleas, pero corporalmente resulta en un manejo más sencillo. Los pájaros, por el contrario, son otro juego.

“Este tipo de títeres, que son artesanías, retan a poder entenderlo desde el cuerpo, pero desde el cuerpo del títere como tal. Es una pieza en donde yo estoy en escena, entonces, como bailarina, cómo invisibilizarme cuando estoy usando mi propio cuerpo. Ese proceso de desaparecer estando”, dijo.

Según ambas artistas, Pajareo Boricua cuenta de la relación “opresor/oprimido” que continuamente se transfiere a otros países y sus conflictos de estado. La primera vez que se mostró esta pieza en Connecticut, el público se nutrió de estudiantes de intercambio de San Petersburgo, Rusia. Al finalizar la pieza, el grupo acercó a la autora con lágrimas en los ojos para agradecerle, pues, aquel día sintieron que se recontaba su historia.

“Seguimos teniendo todos los pesares de ser una colonia”, ejemplificó Ortiz Oliveras en cuanto a la vigencia y pertinencia de esta pieza a más de tres décadas de hecha. Añadió la presencia de una Junta de Control Fiscal y la llegada abrupta de extranjeros a ocupar espacios en la isla. “No hemos terminado, no aprendemos y seguimos repitiendo la historia”, le acompañó la directora.

No es menos extraño que parte de la dramaturgia durante Pajareo Boricua esté amarrada de composiciones inspiradas en el folclor borincano. En esta ocasión, dirigidas por el músico y compositor, Chenan Martínez. La regiduría estará a cargo de Jack Marie Ortiz, el diseño de luces por Angelina E. Rodríguez Rodríguez y la escenografía, entre otras aportaciones, son por parte de Pedro Adorno del equipo de Agua, Sol y Sereno.

Esta edición del Festival de Teatro Puertorriqueño ha sido dedicada a la directora puertorriqueña en la diáspora, Rosalba Rolón, por su lucha y gestión cultural, logrando que muchas organizaciones de los Estados Unidos incluyan a Puerto Rico dentro de sus actividades filantrópicas.

Las funciones para Pajareo Boricua son a las 8:30 pm excepto por el 2 de junio que serán a las 3:30 pm y 5:30 pm. La entrada es gratuita con un donativo de $20.00. Se puede reservar espacio llamando al 787-354-2215. Para más detalles acceder a @puppetworldpr

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